El derecho ha creado la figura del avalista del préstamo para que se designe a una persona que actúe como garante en el caso de que la persona que ha firmado un préstamo no cumpla con las obligaciones que le corresponden de devolverlo.
Se trata de garantizar que, sea por quien sea, la deuda que se contrae va a quedar saldada.
El avalista de un préstamo tiene reconocidos algunos derechos, ya que adquiere mucha responsabilidad ante la posibilidad de tener que cargar con deudas que no son suyas.
Se trata de derechos como lo son el beneficio de excusión, el derecho de división o de orden, etc.
En el caso de que uno de los avalistas pague más dinero del que le corresponde, puede luego reclamar su parte a los demás avalistas. No obstante, puede establecerse un orden entre los avalistas, de manera que uno queda obligado a cubrir la deuda del obligado inicial, y en caso de que no pueda cumplir, la deuda recae sobre el siguiente, y así sucesivamente.
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